La imagen era extraña. El miércoles, con La Cartuja más en silencio aún que durante el partido entre España y Kosovo, Sergio Ramos, junto a Diego Llorente, Pedro Porro y Thiago, todos bajo la batuta del readaptador, Lorenzo del Pozo, hicieron una serie de progresiones de lado a lado del campo, cosa que hacen habitualmente los suplentes que no juegan y los que lo hacen muy poco. Y claro, como Sergio Ramos había jugado muy poco.
Crac! Según admitió el propio Ramos, en esos ejercicios notó un pinchazo en el gemelo izquierdo y las pruebas que le hicieron, ya este jueves por la mañana, confirmaron que había sufrido una lesión muscular. En principio estará un mes de baja lo que le llevará a perderse los cuartos de final de la Champions contra el Liverpool y el clásico de Liga.
«La verdad es que llevo unas semanas bastante duras. Una intervención siempre es un parón deportivo y emocional. Por suerte, desde hace ya unos cuantos días me he ido encontrando mejor, pero en el fútbol como en la vida, la mala suerte también juega un papel», comentaba Ramos en su Instagram con una fotografía con el escudo del Real Madrid como una suerte de excusa.
Pero la polémica ya era un hecho, más porque Ramos, en realidad, jugó con España por jugar. «Haga lo que haga va a ser polémico», se defendía Luis Enrique en la previa. Y probablemente tuviera razón. Pero ocurre que podía ser un poco menos o un poco más polémico. Y la forma en la que el técnico gestionó esta ventana de partidos con el capitán lleva a que sea la más polémica posible. Ramos jugó 45 minutos contra Grecia y fue cambiado en el descanso. Luego, no apareció ante Georgia. Este miércoles, apareció en el minuto 86 con el único objetivo de sumar una internacionalidad más. Ya van 180, a cuatro del egipcio Ahmed Hassan.
Si Sergio Ramos era indiscutible y no tenía ningún problema físico previo, ¿por qué no jugó contra Georgia y Kosovo? Si no estaba para jugar ni contra Georgia ni contra Kosovo de inicio, ¿por qué jugar cuatro minutos? Porque esos cuatro minutos no sirven ni para coger ritmo y obligan a unos ejercicios posteriores con riesgo. Preguntas a las que respondió, en su tono habitual y manteniendo una postura difícilmente defendible, Luis Enrique. «¿Ramos? Es muy sencillo. Su actitud es encomiable, los verdaderos líderes son los que suman siempre, no sólo en el campo. Yo pongo a los que están mejor, y Sergio está bien, pero acaba de salir de una lesión. Lo único que les pido a los jugadores es que siempre sigan el ejemplo de Ramos», explicó.