La mujer de 23 años que acusa al futbolista Daniel Alves, de 39, de haberla violado en una discoteca de Barcelona ha renunciado a pedir una indemnización en metálico como forma de compensación por la agresión. El atleta niega el delito.
La presunta víctima lo dijo durante su declaración el viernes (20), que llevó al jugador brasileño a prisión preventiva, sin fianza, en un centro penitenciario español.
La joven ha renunciado «expresamente» a ejercer este derecho porque su objetivo es que se haga justicia y que Alves pague con la cárcel. La información fue revelada por fuentes implicadas en la investigación, según el diario español El Pas.
El brasileño fue trasladado el viernes por la noche al centro penitenciario de Brians 1, en la periferia noroeste de Barcelona. La prisión preventiva significa que puede ser detenido hasta el final de la investigación, pero puede ser recurrida.
En su declaración, Daniel Alves se contradijo diciendo que hubo una relación consentida. Antes, sin embargo, había dicho que no había tenido ninguna relación con la presunta víctima.
«Me gustaría desmentirlo todo, en primer lugar. Estaba en este lugar, con otras personas, me estaba divirtiendo. Todo el mundo sabe que me gusta bailar. Pero sin invadir el espacio de los demás. Siempre respetando el entorno. No sé quién es esta señora, no la conozco», declaró el 5 de enero a un programa de la cadena regional Antena 3.
La declaración de la mujer se consideró «contundente» y sin contradicciones con lo que había dicho el 2 de enero, cuando presentó la denuncia en comisaría. El caso se mantiene bajo secreto judicial, pero algunos periódicos españoles han publicado lo que parecen ser extractos del discurso del juez.
El viernes por la noche, la ex mujer, madre de dos hijos y actual pareja de Daniel Alves, Dinorah Santana, su representante Fransrgio Ferreira y un abogado viajaron de So Paulo a Barcelona.
Este sábado (21) se reunieron en Barcelona con un abogado catalán que le defiende. El brasileño se presentó sin abogado ante la policía el viernes por la mañana, cuando fue detenido.
El caso ocurrió en el baño de la discoteca Sutton Barcelona, en la noche del 30 al 31 de diciembre. Según su testimonio, Alves les llamó a la zona VIP del club y les ofreció copas de cava (vino espumoso producido en Cataluña), que rechazaron.
A continuación, el jugador se colocó supuestamente detrás de la víctima. «Me cogió la mano, se la puso en el pene y yo se la quité», dijo en su declaración. Alves la habría llevado al baño, donde le habría dicho «que no podía irme y que tenía que decirle que era su putita».
Siempre según testimonios publicados por periódicos españoles, Alves habría forzado la cabeza de la mujer hacia su pene y luego la habría abofeteado. Después, habría dado la vuelta a la joven y la habría penetrado hasta eyacular.
Daniel Alves habría dicho: «Yo salgo primero». Tras informar a los guardias de seguridad, la víctima fue atendida en el Hospital Clnic, cuyo informe médico indicaba signos compatibles con una agresión.
En el momento de la presunta violación, el lateral había prolongado su periodo de vacaciones tras el Mundial de Qatar con la selección brasileña.
Esta semana se encontraba en España tras pedir la baja en los Pumas mexicanos por el fallecimiento de su suegra, madre de la modelo española Joana Sanz. Ambos llevan casados desde 2017.
El viernes, el club mexicano anunció la rescisión del contrato del lateral derecho tras su prisión preventiva en España.
Fue en Barcelona, en el equipo que lleva el nombre de la ciudad, donde el bahiano construyó gran parte de su carrera y ganó la mayoría de sus títulos. Puso fin a su última etapa con los azulgranas a mediados de 2022.
