La gran pesadilla del Barcelona: el reencuentro de sus mitos en el ‘exilio’ – mundialdelfutbol.com

Noticias

El club azulgrana atenderá desde la distancia al cruce de dos de sus mayores referentes históricos, Pep Guardiola y Leo Messi, a quienes sus dirigentes no supieron retener

La pesadilla del Barcelona aún estaba por llegar. Y quizá no fuera otra que ver cómo su mejor futbolista de siempre, Leo Messi, y el entrenador que llevó al club una excelencia inaudita en su historia, Pep Guardiola, se reencontraran. Pero no en el Camp Nou, donde sus capataces de turno les abrieron con gusto la puerta de salida, sino en París y en Manchester, allí donde se establecen ahora las bases de este exilio futbolístico.

«Me marcho porque nos haremos daño». Pep Guardiola se fue del Barcelona en 2012 porque entendió que ya sobraba. Que poco importaba que hubiera sido el entrenador que más títulos conquistara en el banquillo azulgrana. Todos junto a Messi (14). Se hartó de un vestuario en el que el rosarino era ya un semidios (La Pulga llegó a afearle a Guardiola la titularidad de jugadores como Tello o Cuenca), de un entorno barcelonista que aún celebra sus derrotas allá donde esté, y también del ex presidente Sandro Rosell, cuyo mandato fue el preámbulo del desastre perpetrado después por Josep Maria Bartomeu.

Leo Messi no tuvo que tomar la decisión de salir por sí solo, sino que fue Joan Laporta quien le invitó a que lo hiciera al retirar su propuesta de renovación. Con el proyecto de la Superliga y la ruina económica del club entremezclándose en un argumentario que pasará a la historia negra de la entidad.

Durante la pasada campaña electoral, a Laporta le gustaba juguetear con la idea de que, con él en el cargo, quizá el sueño de reunir a Guardiola con Messi no debía por qué ser utópico. Pero sí lo era. A Messi nunca se le pudo pagar y nada se le debió prometer a su padre, el gran patriarca Jorge, al que sólo le faltó tirar las sillas como hizo Johan Cruyff cuando fue despedido por Joan Gaspart en pleno delirio nuñista. A Guardiola, al menos mientras sea entrenador de primer nivel, de poco se le puede convencer. Si vuelve al Barcelona algún día quizá sea para disfrutar de La Masia, no para volver a la primera línea de fuego.