Dos días después de su debut en la Copa del Mundo, con un empate a uno contra Estados Unidos, Gales encontró la manera de pronunciarse contra Qatar y su política intolerante en materia de LGBTQIA+.
El miércoles por la mañana (23/11), la delegación de la selección nacional en el centro de entrenamiento del Al Sadd SC plantó una bandera con el arco iris y la imagen del escudo de Gales en el centro.
La protesta se produce después de que la FIFA amenazara a siete federaciones europeas con sancionarlas si sus capitanes llevaban el brazalete con el arco iris y la inscripción «One Love»: además de Gareth Bale, Inglaterra, Dinamarca, Holanda, Alemania, Bélgica y Suiza harían que sus capitanes llevaran el brazalete de apoyo a la causa LGBTQIA+.
También en el partido contra Estados Unidos, los aficionados galeses tuvieron problemas en la puerta del estadio por llevar gorras con los colores del arco iris.
Los guardias de seguridad del estadio pidieron a los aficionados que se quitaran las gorras. «Los guardias de seguridad me dijeron que el arco iris es un símbolo prohibido en los estadios. Insistí y dije que en mi país nos apasiona la igualdad entre las personas. Me dijeron que si no me quitaba la gorra no podía entrar en el estadio», declaró Laura McAllister, ex jugadora y capitana de la selección femenina de Gales, a la cadena británica ITV.
El miércoles (23/11), la selección alemana también protestó contra el veto del brazalete. Los 11 jugadores titulares posaron para una foto oficial con las manos sobre la boca, en señal de censura.