Duplantis, un saltador del futuro con material del pasado: «Usa las mismas pértigas que Bubka»

Atletismo

En plena revolución tecnológica en el atletismo, el sueco asombra pese a la falta de innovaciones en su campo. «Otras marcas van probando cambios, pero éstas, de la marca UCS, funcionan tan bien que no se cambian», explica Alberto Ruiz, finalista olímpico y entrenador.

El lago Tahoe, el parque Yosemite y tantos otros lugares quedan cerca, pero allí en Minden, un pueblecito de Nevada de apenas 2.000 habitantes, lo más preciado son las pértigas. Sí, las pértigas. La empresa más importante del municipio es UCS Spirit, que da trabajo a un centenar de vecinos y que desde hace más de 30 años fabrica pértigas, las mismas pértigas. No ha habido cambios, no ha habido innovaciones. Da igual que el atletismo esté en plena revolución tecnológica. Da igual que la globalización amenace su dominio. De allí salieron las pértigas que permitieron a Sergei Bubka alcanzar los 6,15 metros en 1993 y esas mismas pértigas sirven ahora para que vuele Armand Duplantis, desde este lunes un centímetro más plusmarquista, ya 6,19 metros.

«Son las mismas, son de toda la vida. La gran revolución tuvo lugar en los 80, cuando se empezaron a doblar las pértigas y se probaron varias mezclas de material plástico, es decir, de fibra de carbono y fibra de vidrio. Entonces UCS creó su pértiga, que fue la que utilizó Bubka en varios de sus récords y ahí siguen porque les funciona. Hay otras marcas, como Essx, también estadounidense, que han ido cambiando más, probando mezclas más arriesgadas, pero UCS lleva muchos años fabricando la misma pértiga y si la utiliza Duplantis es que funciona», analiza Alberto Ruiz ‘Lobito’, finalista en pértiga en Los Ángeles 1984 y Barcelona 1992, ex plusmarquista español y actual responsable de la especialidad en el CAR de Sant Cugat.

«En la ruta, especialmente en el maratón, y en la pista, en pruebas como los 400 metros, las placas de fibra de carbono en las zapatillas han mejorado las marcas, pero en la pértiga Duplantis se explica por sí solo. Sus récords no pertenecen a la revolución tecnológica», subraya.